El travestismo desde la perspectiva de una Inteligencia Artificial. Parte 1

No cabe duda de que estamos viviendo en una época fantástica en cuanto a desarrollos tecnológicos se refiere. La ciencia avanza a pasos agigantados y una parte muy importante de los esfuerzos se enfoca en temas de Inteligencia Artificial.

Hoy, después de un tiempo de tener la curiosidad de trastear con alguna de ellas, por fin me decidí a hacerlo con ChatGPT, un chatbot desarrollado por OpenAI y que es completamente gratuito. Comencé haciéndole algunas consultas y pidiéndole que hiciera algunas tareas sencillas, pero en algún punto me llegó la idea de cuestionarle cosas relacionadas con el travestismo. Le pedí, entre esas cosas, que imaginara ser una mujer de unos treinta años, con profundas creencias religiosas y a la que su esposo le acaba de confesar su travestismo para que me dijera su reacción. También le solicité consejos para confesarle a mi pareja mi afición por vestirme de mujer. Reproduzco a continuación sus respuestas tal y como me las dio, sin estar editadas de ninguna manera.

Feminófila: ¿Cuál es tu opinión acerca del travestismo?

ChatGPT: Mi opinión sobre el travestismo es que, como con cualquier otra forma de identidad de género, el travestismo debería ser respetado y aceptado. El travestismo es una forma de expresión artística y una forma de autodescubrimiento para algunas personas, y como tal, debería ser visto como algo positivo. Si bien el travestismo puede ser motivo de burla y discriminación, espero que con el tiempo, más personas lleguen a entender que el travestismo es una forma de vida legítima y aceptable.

F: ¿Cómo reaccionarías si a tu pareja le gustara vestirse con ropas del género opuesto?

ChatGPT: Depende de mis sentimientos hacia la situación. Si estoy cómodo y apoyo la decisión de mi pareja, entonces me mostraría respetuoso y aceptaría su elección. Si me siento incómodo o no estoy de acuerdo con la decisión, entonces hablaría con mi pareja para expresar mis sentimientos y trataríamos de llegar a un acuerdo mutuamente.

F: Te enteras de que a tu esposo le gusta vestirse de mujer. ¿Crees que es homosexual?

ChatGPT: No necesariamente; no hay una relación directa entre el hecho de que a tu esposo le guste vestirse de mujer y su orientación sexual. Hay muchas posibilidades que explican su comportamiento, desde el interés por la moda, el deseo de experimentar con la forma de expresión de la identidad de género, hasta la búsqueda de una mayor comodidad. Es importante que hables con tu esposo para entender mejor la situación.

F: ¿Por qué a las mujeres les cuesta aceptar el travestismo de sus parejas?

ChatGPT: Muchas mujeres pueden sentirse incómodas con el travestismo de sus parejas por diversas razones. Algunas pueden sentirse amenazadas por el cambio de género de su pareja o pueden preocuparse por cómo los otros los percibirán. Otras pueden sentirse confundidas sobre cómo comportarse o cómo reaccionar ante la situación. También puede haber preocupaciones sobre la aceptación de los demás. Además, algunas mujeres pueden sentirse amenazadas por la posibilidad de que su pareja tenga relaciones con otros debido a su identidad de género. Por último, muchas mujeres no están familiarizadas con el travestismo y pueden tener prejuicios sobre él.

F: ¿Qué acciones son necesarias para que la sociedad acepte el travestismo?

ChatGPT:

1. Educación: Es necesario educar a la sociedad sobre el travestismo para que comprendan el concepto y lo acepten.

2. Representación: Fomentar la representación de personas transgénero y travestis tanto en los medios de comunicación como en la cultura popular. Esto ayudará a la gente a comprender y aceptar el travestismo.

3. Igualdad: Promover la igualdad de derechos y oportunidades para las personas transgénero y travestis. Esto significa combatir la discriminación y la violencia.

4. Conciencia: Fomentar la conciencia de la comunidad travesti a través de campañas de sensibilización y de discurso público.

5. Apoyo: Es importante ofrecer apoyo a la comunidad travesti a través de programas de asesoramiento y asistencia.

F: ¿Desde cuándo existe el travestismo en la sociedad?

ChatGPT: El travestismo como una forma de identidad de género es un concepto relativamente nuevo, pero la práctica de vestirse de manera distinta al género con el que una persona se identifica ha existido desde hace mucho tiempo. Los primeros registros de travestismo datan de la Antigua Grecia, donde el uso de la vestimenta tradicionalmente asignada al género opuesto era común entre los actores, artistas y otros profesionales. El travestismo ha sido parte de muchas culturas durante siglos, y sólo recientemente ha comenzado a ser reconocido como una forma de identidad de género.

F: ¿El travestismo es un paso previo a la transexualidad?

ChatGPT: No, el travestismo y la transexualidad son dos cosas diferentes. El travestismo es una expresión de género en la que una persona adopta el género opuesto al suyo. La transexualidad, por otro lado, es una identidad de género en la que una persona siente que su género no concuerda con el sexo asignado al nacer.

F: ¿Es pecado que un hombre se vista de mujer?

ChatGPT: No es pecado que un hombre se vista de mujer, siempre y cuando no se involucre en comportamientos sexualmente inapropiados. Sin embargo, hay muchas personas que sienten que esto es inmoral o contrario a sus creencias religiosas. Por lo tanto, cada persona debe evaluar sus propias creencias y decidir si esto está bien para él.

F: ¿Todos los travestis son homosexuales?

ChatGPT: No, no todos los travestis son homosexuales. Algunos travestis son heterosexuales, bisexuales, pansexuales u otras orientaciones sexuales. La identidad de género y la orientación sexual son cosas diferentes, por lo que no hay una relación automática entre ellas.

F: Estadísticamente, ¿es más fácil hallar un homosexual entre un grupo de travestis que entre un grupo de no travestis?

ChatGPT: No, no es más fácil hallar un homosexual entre un grupo de travestis que entre un grupo de no travestis. La orientación sexual de una persona es una característica individual, y no hay forma de predecirla con base en el grupo al que pertenece. Por lo tanto, estadísticamente, no hay forma de determinar si es más fácil hallar un homosexual entre un grupo de travestis que entre un grupo de no travestis.

F: ¿Por qué a algunos hombres les gusta vestirse como mujeres?

ChatGPT: A algunos hombres les gusta vestirse como mujeres por una variedad de razones. Algunos hombres lo hacen porque se sienten atraídos por el aspecto femenino, mientras que otros lo hacen como una forma de expresar su identidad de género. Por último, algunos hombres disfrutan de vestirse como mujeres como una forma de experimentar con la moda.

Estos cuestionamientos los realicé con el afán de indagar cómo sería una opinión completamente libre de prejuicios. Al ser una Inteligencia Artificial, ChatGPI no tiene opiniones basadas en sentimientos o ideologías religiosas, sino que se fundamenta únicamente en la información disponible, por lo que puede considerarse objetiva. Continué haciéndole requerimientos, como escribir un artículo de travestismo de 300 palabras, una canción con temática travesti, ideas para un podcast y un eslogan para un blog, pero eso se los compartiré en una segunda entrega.

¿Hasta dónde llegaré?

Llevo un tiempo queriendo comprar unos hip pads, que básicamente son unas panties con almohadillas en las caderas para crear el efecto de tenerlas muy bien formadas. Esto con el fin de pulir un poco más mi aspecto femenino, de hacerlo más creíble, más real, más cercano a esa asíntota de feminidad. Me encontraba buscando algunas opciones en Amazon cuando, de repente, me puse a reflexionar acerca del tema y me sorprendí al pensar en la cantidad de aditamentos que buscamos obtener para sentirnos mejor acerca de nuestra apariencia.

Hace tan solo cinco años ni siquiera contaba con una peluca en mi guardarropa, y hoy no concibo una sesión de transformación si utilizar una. Lo que quiero decir es que, durante alrededor de veinte años, disfruté plenamente mi travestismo sin la necesidad de utilizar nada más que las prendas básicas. Una falda y una blusa bastaban para satisfacer esa urgencia por ponerme en contacto con mi lado femenino y me hacían vivir esa experiencia de ser mujer durante un corto período. Hoy, sin embargo, eso no es suficiente. Muchas veces, si no cuento con el tiempo necesario para despojarme de los vellos de piernas, abdomen y pecho, ni siquiera me planteo la posibilidad de ponerme ninguna prenda femenina. Si he de hacerlo, lo haré como se debe, me digo a mí misma.

He escuchado y leído comentarios de varias amigas travestis en los cuales me dicen que algo similar les ocurre. Cada vez elevan más y más la vara y buscan ir más allá, llegar más lejos, romper más límites para acercarse a su ideal de lo que significa ser su versión femínea. Pero ¿quién es esa mujer que habita dentro de nosotras? ¿Qué aspecto tiene? Creo que es una pregunta interesante. Podríamos responder, a botepronto, que esa chica luce igual a nosotras cuando estamos vestidas, pero, si lo pensamos detenidamente, no es así. Ella es diferente, ella siempre luce mejor de lo que nosotras logramos retratar frente al espejo o a la lente de una cámara.

Es por eso que vivimos en una lucha constante por acercarnos a como ella luce realmente en nuestra psique. Esa es la razón por la que nunca es suficiente y siempre buscamos prendas, accesorios o aditamentos que nos ayuden a conseguir su imagen. El maquillaje; los explantes de senos, de nalgas, de caderas; las pelucas, las técnicas para ocultar el pene y los testículos, las perforaciones de orejas o de ombligo… todo ello técnicas de modificación corporal, al menos momentánea, para lograr la apariencia de la mujer que habita en nuestro pensamiento.

¿Qué sucederá cuando todas estas ayudas no sean suficientes y busquemos más? ¿Cuál será el siguiente paso? ¿El último? ¿Alguna vez estaremos satisfechas con la apariencia que logremos al momento de vestirnos de mujer? En mi caso puntual, creo que el límite está en las hormonas femeninas. Eso es algo que, por lo menos al día de hoy estoy segura de que nunca tomaría, pues no estoy dispuesta a realizar cambios irreversibles. Como siempre lo he dicho, estoy a gusto con mi condición de hombre también y disfruto mucho vivir mi vida con la libertad de cruzar a ambos lados de la frontera del género.

Pero es verdad que quiero lograr un aspecto lo más femenino y convincente posible, ayudándome de todas estas técnicas que me harán lucir una figura más estilizada y, por qué no, sensual. No para nadie, sino para mí misma. Para que, cuando me mire al espejo, mi mujer interna esté cada vez más cerca de decir:

Sí, ella soy yo.

Cómo vivo mi travestismo si mi pareja no lo acepta

Sí, ya sé que resulta muy irónico que, teniendo un blog, un canal de YouTube y un podcast dedicados a difundir y promover la aceptación del travestismo por parte de las parejas de hombres feminófilos, mi propia pareja no lo acepte, pero a veces la vida real teje guiones dignos de la mejor de las ficciones.

Mi novia sabe acerca de mi condición, pero no la acepta y no quiere saber absolutamente nada al respecto, lo cual me orilla a tomar ciertas medidas para vivir mi travestismo de la mejor manera posible, pero sin que ella se dé cuenta. Desconozco si existan otras chicas en una situación similar a esta, pero les platico cuáles son mis métodos por si encuentran en ellos algo de inspiración para su propio contexto.

Algo que trato de hacer siempre para estar en contacto con mi lado femenino, como estoy segura de que muchas de nosotras hacemos, es utilizar ropa interior de mujer. Por lo menos cinco días a la semana puedo darme la oportunidad de portar panties femeninas, lo cual me mantiene unida a mi lado feminófilo aun cuando no puedo permitirme arreglarme más.

Un punto que quizás pueda parecer algo ridículo, pero que me funciona de maravilla, es hablarme y referirme a mí misma en femenino cuando me encuentro a solas o pensando algo. Esto me ayuda a sentirme mujer cuando me encuentro en situaciones en las que me es imposible estar transformada, y créanme que se obtienen resultados muy satisfactorios con este truco tan sencillo.

Otra cosa que realizo muy a menudo es dormir con camisones o pijamas femeninas. Me encanta. Casi todos son de satín, ya que me fascina la suavidad de la tela y las sensaciones que produce sobre la piel recién depilada. La experiencia de despertar e iniciar el día con un atuendo femíneo es algo que les recomiendo vivir si es que todavía no lo han probado. ¡Vale la pena!

Tengo la gran ventaja de vivir sola, por lo que generalmente en cuanto llego a mi casa me despojo de mi indumentaria normal y me enfundo en ropa deportiva de mujer, lo cual ha traído la gran ventaja de motivarme para hacer ejercicio de una manera más constante y regular, pues ahora en lugar de ver la actividad física como algo que tengo que hacer, lo veo como una excelente oportunidad de dejar salir a Nadia por un ratito, y se ha convertido en un momento que estoy esperando que llegue.

Un día a la semana, generalmente los domingos, lo destino a hacer labores domésticas como limpiar, lavar los trastes, barrer, trapear, etcétera. Y por supuesto que todas estas actividades me fascina hacerlas en modo mujer. Realmente es en estos lapsos en donde puedo pasar más tiempo con indumentaria femenina, pues me tardo alrededor de tres o cuatro horas en completar todas estas tareas.

Esta es la manera en la que trato de balancear mi vida con mi pareja pero sin abandonar completamente mi lado femenino, ya que es importante mantener el equilibrio entre todos los aspectos de nuestra vida.

Sobre el uso de bras y toallas sanitarias en los travestis

Ser travesti es, de una manera muy resumida, gustar por vestir las prendas del género opuesto al de nacimiento. Es un fenómeno que se presenta tanto en mujeres como en hombres, pero estos últimos suelen llevar a cabo estas transformaciones de una manera más secreta debido a que es algo que no es socialmente aceptado en su totalidad.

Para los varones que gustamos de vestirnos de mujer resulta necesario lograr que la experiencia sea lo más realista posible. Quizás no durante nuestros primeros pasos, en los que ponernos cualquier prenda suele satisfacer la necesidad repentina por portar algo femenino, pero, conforme más se profundiza en esta condición, aumenta el grado de autenticidad que se desea lograr.

La utilización de una falda, una blusa o un vestido llega a no ser suficiente, y se comienza a experimentar con el uso del maquillaje, los zapatos de tacón, los accesorios, las pelucas; las prótesis o explantes de senos, nalgas y caderas también son recurrentes, todo en aras de lograr una apariencia femenina lo más convincente posible.

 Aun cuando la fisiología del varón no requiere el uso de un sostén, ya que no hay nada que necesite ser sostenido, el alto valor de carga femenina que ello representa es lo que hace que nos sintamos atraídas hacia él. Visto de otro modo, casi todas las prendas de vestimenta exterior que en la actualidad la sociedad cataloga como “de mujer”, en algún punto de la historia fueron utilizadas también por hombres. Los griegos antiguos, por ejemplo, utilizaban atuendos que hoy podíamos catalogar como vestidos. Los guerreros de la civilización hitita utilizaban largos tacones en sus botas para aferrarse mejor a los estribos de sus caballos. Hurgando en libros de historia seguramente encontraríamos más ejemplos parecidos.

El caso del brasier se diferencia de lo anterior porque se trata de una prenda completamente pensada para las mujeres, cuya función es ayudarles a cargar el peso de los senos y así aliviar el esfuerzo en su columna vertebral. Es un aditamento cien por ciento femenino y, aunque los varones no lo necesitemos, las travestis amamos utilizarlo por el significado que tiene para nosotras, por la carga erótica que contiene. La primera vez que nos colocamos un bra es como poner los pies en un territorio femenino totalmente desconocido pero que nos llama a explorarlo. Utilizarlo nos acerca más a la sensación de ser una mujer auténtica. Aunque luego viene el problema de ver cómo lo vamos a rellenar para que luzca natural, pero ese es tema para otra entrada.

Algo muy similar ocurre en el caso de las toallas femeninas, pero su uso no está tan extendido entre los varones que gustamos del travestismo. Hay quienes sí las usan y quienes no. Sin embargo, al encuestar a travestis que reportan que sí les gusta usarlas, la opinión más popular es que se trata de un elemento que las hace sentir más auténticamente mujeres (al igual que el brasier). Se trata en ambos casos de aditamentos que ayudan a conseguir una experiencia más cercana a ser una verdadera mujer ¡y por eso nos fascinan!

Si quieren conocer más acerca de la ropa femenina que comenzó siendo de hombre, les recomiendo la lectura de este artículo de La Vanguardia.

¿Sola en casa? Vive una experiencia femenina completa

Si estás leyendo esto, es porque travestirte es una de tus actividades favoritas. Sin embargo, somos conscientes de que repetir la misma actividad y de la misma manera puede ser un poco aburrido. La mayoría de nosotras siempre buscamos experimentar cosas diferentes, como salir a la calle, ir de fiesta o simplemente lucir un nuevo outfit en la intimidad. Sabemos que el tiempo y la privacidad son dos obstáculos que siempre nos acompañan al momento de vestirnos de niñas. Es por ello que hoy te presentamos una lista de actividades para que disfrutes de tu feminización si te encuentras sola en casa.

Planifica y visualiza tu outfit

Para nosotras es sumamente importante ser organizadas, si bien no siempre podemos predecir cuándo estaremos solas, sí podemos planificar cuándo vestirnos. Así podremos vivir una experiencia femenina más completa y placentera.

Planifica qué prendas quieres usar la próxima vez que te vistas de niña, no esperes a encontrarte sola para recién pensar en el outfit, es un detalle mínimo, pero, aunque no lo crean nos quita tiempo.

Además, pensar en qué prendas usar o buscar referencias de outfits incrementan las ganas de querer vestirnos y hace que el momento sea más esperado y como consecuencia se disfrute más.

Anímate a vestirte de pies a cabeza

Cuando empezamos en el mundo del travestismo, normalmente usamos pantys y algún vestido, no siempre estamos vestidas al 100%.

Por eso, vuelvo a hacer hincapié en la planificación y la organización. Porque vestirse de nena de pies a cabeza es una de las mejores sensaciones que podemos tener.

No existe nada más lindo que usar un brasier y un calzón debajo de nuestros vestidos o de cualquier atuendo femenino que estemos usando.

Si eres de las afortunadas que tiene el cabello largo, cepíllalo y dale un estilo cute con algún accesorio. Si tienes el cabello corto como yo, no te preocupes, los accesorios siempre nos podrán ayudar. De igual manera les dejo un video con referencias de peinados para que se puedan inspirar.  

Finalmente, las pelucas serán una muy buena opción. Así que sí, si aún no sabes dominar tu cabello, no te preocupes, solo consigue una peluca que sientas que vaya mejor contigo.

Usa tacones

Si bien en el punto anterior podríamos haber hablado de los tacones, creí conveniente dedicarle unas líneas exclusivamente a estos modelos de zapatos. En mi experiencia personal, el calzado siempre fue lo último en lo que pensaba cuando me vestía de niña. Sin embargo, con el tiempo aprendí que los zapatos en una mujer son sumamente importantes y más aún si son tacones.

Si tienen la oportunidad de estar bastante tiempo en casa a solas, no duden en movilizarse en tacones de una habitación a otra, así sentirán y vivirán la misma experiencia que viven las mujeres la mayor parte de su día.

Caminar en tacones genera una sensación femenina no solo en el cuerpo, sino también en la mente. Tu postura cambia a una más femenina al estar de pie y caminar.

Hermosas, aún faltan algunos puntos en la lista, pero como el post se nos está haciendo un poquito largo, lo continuaremos el día de mañana. Les mando un besito y muchas gracias por llegar hasta acá.

Continuará

¿Las mujeres trans se pueden embarazar?

Experimentar un embarazo es una fantasía recurrente al fenómeno de ser travesti. La gran mayoría de nosotras estamos cómodas con nuestra condición de varones y no deseamos hacer la transición hacia la feminidad permanente, así que eso se quedará simplemente como lo que es, una fantasía.

Sin embargo, una cantidad considerable de mujeres trans comenzaron su andar siendo travestis, para después dar el salto hacia reconciliarse con su identidad de género. Entre ellas, hay quienes recurren a recursos como la terapia, sea psicológica y/o de reemplazo hormonal (TRH o HRT por sus siglas en inglés) o, incluso, cirugías de reasignación de género. Pueden también complementar todo esto con intervenciones estéticas como implantes de senos, nalgas, liposucciones, y un vasto etcétera, con el fin de lograr una apariencia acorde con su sentir. Pero ¿qué opciones tienen si desean convertirse en madres biológicas? Bueno, para eso se necesita un útero.

No cabe duda de que nos tocó vivir en una época de grandes avances en los campos de ciencia y tecnología, que se han traducido en una mejora sustancial del nivel de vida. Operaciones que otrora eran de altísimo riesgo hoy son muchísimo más seguras (no infalibles, pues toda intervención quirúrgica conlleva riesgos). Muy seguido escuchamos o leemos noticias relacionadas con nuevos hitos de la medicina, y los trasplantes de órganos cada vez son más comunes; riñones, corazones, pulmones, hígados y hasta rostros enteros. Pero ¿qué hay del útero?

De acuerdo con un artículo del sitio web del Servicio de Información y Noticias Científicas de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología, hasta el 2020 se habían realizado unas 70 operaciones exitosas de trasplante de útero en el mundo. Por otro lado, la Revista Colombiana de Obstetricia y Ginecología reporta que el primer trasplante exitoso de útero se realizó en el año 2000. ¿Qué conclusión podemos obtener de estas cifras? La más evidente, que en un período de 20 años se han llevado a cabo únicamente 70 trasplantes uterinos exitosos.

Estos datos se refieren a receptoras cisgénero, es decir, que tienen el género femenino de nacimiento. No obstante, existen registros de un intento de trasplante de útero a una mujer transexual de nombre Lili Elbe en 1931. Esta historia fue retratada por David Ebershoff en el año 2000 en una novela de nombre La Chica Danesa, y llevada al cine en 2015 con el mismo nombre. Como bien cuenta tanto la novela como la película, Lili falleció a causa de una infección causada por el rechazo del útero por parte de su sistema inmunológico, misma razón por la que tuvieron que pasar 69 años para que la primera intervención de este tipo fuera exitosa. Ello nos da una idea de la dificultad de esta categoría de operaciones.

En este punto podríamos pensar que, si el logro ya se ha dado en mujeres cisgénero, no debería pasar mucho tiempo para que el beneficio se extienda a mujeres transexuales, pero lamentablemente la viabilidad no es el único razonamiento para tener en cuenta, pues aquí entran en juego los criterios éticos de la medicina. ¿Eticos? ¡Pero la medicina ya realiza vaginoplastias y no se detiene a pensar en dilemas éticos! Sí, es verdad, pero estos dilemas no se refieren a lo “bien” o “mal” que cada cirujano considere al respecto de transformar a hombres en mujeres, sino que es más complicado que eso.

Incluso entre mujeres cisgénero existen factores a sopesar para declarar a una candidata apta para someterse a este tipo de cirugías. No basta solo con tener los medios económicos y encontrar una donante adecuada, sino que la mujer receptora tiene que cumplir con todos los llamados Criterios de Montreal para la Viabilidad Ética de los Trasplantes de Útero, mismos que enuncio a continuación:

  • Ser una mujer genética en edad reproductiva sin contraindicaciones para trasplantes.
  • Tener un Factor de Infertilidad Uterina congénito o adquirido y que esté documentado.
  • Tener una contraindicación legal o personal sobre las medidas de adopción o alquiler de útero o buscar el trasplante uterino únicamente para experimentar la gestación.
  • Su decisión de someterse al procedimiento no ha sido considerada como irracional a través de una evaluación psicológica llevada a cabo por expertos.
  • No exhibir inadecuación franca para la maternidad.
  • Ser lo suficientemente responsable para consentir y estar necesariamente informada para decidir por sí misma y no bajo coerción.

Malas noticias para las mujeres trans desde el primer requisito: ser una mujer genética.

Pero ¿por qué? De momento se da preferencia a estos procedimientos a quien realmente los necesita para satisfacer su voluntad de generar descendencia y así asegurar la supervivencia de la especie humana. Y para ello, actualmente las mujeres cisgénero resultan competentes, ya que no se manifiesta un riesgo de extinción de la humanidad como consecuencia de todas aquellas mujeres en edad reproductiva que deciden no ser madres.

Por otro lado, no hay que excluir las características fisiológicas propias de cada género. Es un hecho conocido que la evolución ha dotado al género femenino de caderas anchas diseñadas para soportar los partos, cosa que las mujeres trans no están diseñadas para atravesar. Y las caderas no son algo que se pueda ensanchar con ejercicio ni con cirugía. Lo que es cierto es que este punto podría contrarrestarse mediante la cesárea.

Es debido a esto que no parece cercano el momento en el que estas intervenciones, que recién han comenzado a tener éxito en mujeres cisgénero, se extiendan a las mujeres transexuales. Esperemos que sea algo a lo que futuras generaciones de féminas trans sí puedan tener acceso.

Hábitos que te ayudarán a lucir más femenina

Vestirse de mujer es maravilloso, único, indescriptible; pero no es suficiente para proyectar feminidad, clase y elegancia. Y es que cualquiera, hombre o mujer, puede colocarse un vestido y maquillaje, pero no todos pueden portarlo, que es la diferencia. La mayoría de las feminófilas comenzamos este camino precisamente así, poniéndolos las prendas de mujer que tenemos a nuestro alcance, pero, conforme avanzamos nos damos cuenta de que imitar la feminidad no es cosa trivial ni sencilla y requiere más que simplemente colocarse las prendas.

Aprendemos a observar y copiar los movimientos de las mujeres que nos llaman la atención, practicamos el caminado con tacones, hacemos nuestro mejor esfuerzo para maquillarnos, pero jamás dejaremos de aprender, porque ser mujer es un procesocontinuo e infinito. Es por todo esto que hoy les presento una lista de puntos que, además de la ropa, las ayudarán a lograr no solo una imagen, sino un espíritu más femenino.

Humecta tu piel. Como varones de nacimiento que somos, carecemos de la guía que las mujeres cisgénero reciben por parte de sus mamás, abuelas o hermanas en lo referido a temas de cuidado personal. Muchas de nosotras hemos crecido sin los hábitos básicos de arreglo corporal. Sí, sabemos bañarnos y cepillarnos los dientes, pero dejamos de lado temas como la hidratación de la piel. Es importante cuidar este aspecto esencial, sobre todo en cuanto al rostro se refiere. Una buena rutina de exfoliación, mascarillas, cremas y astringentes darán a tu cara un aspecto más delicado y femenino.

Depila o rasura tu cuerpo. Pocas cosas existen menos llamativas que lucir un hermoso vestido o una preciosa falda con vellos en las piernas. Ni hablar de los de las axilas. Y sí, soy consciente de que hay un reclamo por parte de algunas chicas cis de su derecho a no depilarse, ya que consideran que es un acto machista y propio del patriarcado, pues la sociedad no exige a los varones el mismo estándar. Pero yo creo que, en aras de la igualdad, en lugar de que ellas deje de quitarse los vellos, los varones deberían comenzar a hacerlo. En fin, cada quién sus opiniones. Pero, cuando se trata de lucir femenina, lo mejor es hacerlo con una piel libre de estos elementos.

Utiliza accesorios. Anillos, collares, pulseras, aretes, diademas, anklets, broches… la lista es larguísima. Las opciones que hay son bastantes y con ellos lograrás reforzar tus atuendos y darles un toque personal y más auténtico. Aprende a combinarlos y a utilizar solo los necesarios, pues no debes ponerte todo al mismo tiempo. La mejor manera de saber cómo llevarlos es observar a las mujeres: compañeras de escuela o de trabajo o incluso las chicas que veamos por la calle o en el transporte público. Ellas siempre serán nuestras mejores maestras.

Cuida tus manos. No es necesario que te hagas una manicura, pero sí puedes ayudarte de cremas para mantener la piel de las manos libre de resequedad. Limpia, corta y lima tus uñas y ten mucho cuidado al realizar cualquier tipo de actividad que involucre el uso de tus manos, ya que los rasguños y heridas que dejan cicatrices les restan elegancia. También deshazte de los molestos pellejitos que se levantan alrededor de las uñas.

Duerme bien. Como acertadamente dijo Tyra Banks, el artículo más importante de tu cosmetiquera es una buena noche de sueño. Esto te librará de lucir demacrada y con ojeras, que son bastante difíciles de disimular aun con maquillaje. El sueño es reparador, tanto física como mentalmente y durmiendo lo suficiente tu expresión lucirá mucho mejor, además de que tendrás más energía y más ánimo, que se traduce directamente en una mejor postura y, por lo tanto, mejor imagen.

Haz ejercicio. Creo que no necesito recordarte todas las bondades que tiene el ejercicio, ni todos los beneficios que acarrea. Esto no solo lo recomiendo por imagen, sino también por tu salud, ya que ayuda a prevenir o controlar enfermedades y a mejorar tu calidad de vida. Además, tiene el añadido de que, tener una figura más estilizada te permitirá lucir prendas más sensuales y femeninas. ¡Ni qué decir de los vestidos ceñidos! También tener unas piernas tonificadas hará maravillas a la hora de que te pongas vestidos o faldas cortas.

Cuida tu postura y tus movimientos. Otra vez, observa y aprende de las mujeres. Fíjate muy bien en su manera de caminar, de sentarse, de moverse y trata de copiar esos aspectos. Un gesto que me fascina es el que hacen antes de sentarse cuando llevan falda o vestido, ya que primero lo alisan por la parte trasera para que no se arrugue ni se suba más de lo debido. Es un gesto muy sensual, a mi parecer. Cuando estoy transformada en Nadia y a solas en casa, me gusta moverme lo más delicadamente que puedo (sin caer en la exageración, claro está), pues son pequeños detalles que incrementan la sensación de ser mujer.

Finalmente, ten presente que, a menos que se dedique a ello, ninguna mujer sube a sus redes sociales fotografías en ropa interior, semidesnuda ni en poses vulgares, así que trata de no hacerlo tú tampoco. Sé que existe la fotografía erótica, pero esta se realiza por profesionales y en ambientes cuidados y estudiados para tal efecto. Así que no, una imagen tuya con las piernas abiertas o mostrando tu tanga en tu habitación no cuenta como fotografía erótica, tan solo es de mal gusto.

Estos son los consejos que se me ocurren de momento. Si tienes algunos más que puedan servir, ¡déjalos en los comentarios!

Romina, una nueva colaboradora

Hola, queridas feminófilas. Espero que se encuentren muy bien en este nuevo inicio de año.

El día de ayer tuve la suerte de intercambiar mails con Nadia, quien me comunicó que había quedado seleccionada para ser una de las colaboradoras de este hermoso espacio.

Me presento: me llamo Romina Valeria, tengo 28 años y aproximadamente me visto ocasionalmente de niña desde los 5 años.  

¿Cómo descubrí que me gustaba vestirme de nena y actuar como una?

Todo empezó en el año 2000 cuando yo tenía aproximadamente 5 años. Mis padres salían a trabajar y me dejaban con una prima contemporánea a mí con quien me la pasaba jugando tarde y noche, a ambas nos cuidaba una nana. Una tarde de juegos mi prima me propuso jugar a las carreras para saber quién era más veloz y para agregarle algo de emoción dijo que el perdedor tenía que vestirse como el otro; es decir, ella como un niño y yo como una niña. A pesar de mi corta edad y la verdad aún no he logrado describir a la perfección la sensación que me generó saber cual era “el castigo”, porque en realidad yo lo vi como un premio y obviamente perdí a propósito para poder estar vestida como una niña. Desde ese entonces cada vez que he podido me he vestido de nena para disfrutar de mi feminidad, de niña revisando los cajones de mamá y usando sus tacones y faldas largas, de adolescente un poco más arriesgada revisando y tomando las minifaldas y shorts de mis hermanas y primas; y ahora ya en la adultez disfruto de mis propias prendas femeninas.

Descripción gráfica de cómo me siento al momento de escoger mi outfit.

Si bien aún me falta seguir aprendiendo del travestismo, aprovecho para aclarar que no soy ninguna experta, quiero aportar mi granito de arena a este espacio con historias, anécdotas, consejos, etc.

Aún como sociedad nos falta mucho por conocer acerca de esta práctica, existe mucho tabú y seguramente más de una se ha sentido juzgada. Es por ello, que me comprometo a trabajar día a día, para que mis publicaciones ayuden a todas las chicas que están iniciando en este hermoso camino del travestismo y también a las que ya tienen algunos años transitándolo.

Pronto estaré compartiendo más experiencias y anécdotas para que nos sigamos conociendo. Y por último, pero no menos importante, no duden en escribirme si tienen alguna sugerencia. Estaré siempre atenta a sus comentarios.

Besitos, Romina.

Otra carta de la esposa de un feminófilo

Estimada Nadia.

Me tomo la libertad de escribirte debido a que he visto algunos de tus videos y leído algunos de tus artículos y me han ayudado mucho a la hora de entender la feminofilia de mi esposo, con el que llevo más de una década de matrimonio. Lo más reciente que llamó mi atención fue la entrevista que publicaste con la esposa de un feminófilo, pues me sentí muy identificada con la historia, ya que mis circunstancias fueron muy similares.

Hay algo que me gustaría añadir a esa historia esperando que les sirva a otras mujeres para aceptar el travestismo de sus esposos: Si no los aceptan ustedes, llegará alguien que sí lo haga. Y no lo digo para intimidarlas ni para despertar en ustedes los celos y la llamada “toxicidad”, sino para que sean conscientes de que sus parejas buscarán en otra persona el apoyo que ustedes les niegan.

Habrá por ahí alguna hermana, alguna amiga, alguna prima que será su cómplice y que les dará su comprensión. A mí así me pasó con mi esposo. Yo me resistía rotundamente a verlo vestido de mujer. No quería saber absolutamente nada al respecto. Durante algunos años quise pretender que la situación no existía, que ese lado suyo no era real. Debo reconocer que él se comportó a la altura, pues cuando yo le dije que no quería tener nada que ver con eso, mi marido no mostró signo alguno de su travestismo cuando pasábamos tiempo juntos, hasta el punto en el que yo llegué a pensar que ya estaba “curado” y que ya no lo hacía.

Pero no era así, sino que había aprendido a ocultar muy bien las huellas de su doble vida. Conmigo no compartía nada de eso, pero tenía dos amigas de su época de estudiante que lo sabían todo al respecto y lo aceptaban. Ellas solían tratarlo como mujer cuando platicaban. En los escasos momentos que tenía para transformarse en Fabiola, les mandaba fotos de sus looks y ellas le daban consejos sobre cómo peinarse, maquillarse o posar. Vamos, que mi marido era para ellas una amiga más y aceptaban su travestismo sin ninguna objeción.

Cuando me enteré de esta situación me enfurecí, pero no con mi pareja, sino conmigo. Era yo quien había empujado a mi marido a buscar la aceptación en alguien más. Morí de celos, pues yo quería ser la única mujer especial en su vida. ¡Creía que lo era! Y me dolió mucho darme cuenta de que estaba equivocada. Al igual que la señora de la entrevista, yo tampoco tenía ninguna duda del amor que mi esposo me profesaba. Sabía que era incapaz de serme infiel o traicionarme, pero aún así, tenía celos de la relación que él tenía con esas dos amigas, porque sabía que con ellas compartía una parte suya que a mí me ocultaba… a petición mía.

Después de pensarlo por un par de semanas decidí hablar al respecto con una de las mencionadas amigas de mi esposo. No nos llevábamos bien, pero mal tampoco. Nuestra relación había sido siempre distante pero respetuosa. Con un poco de miedo, pena y timidez le mandé un correo electrónico explicándole mi situación y le pedí que me ayudara a aceptar la feminofilia de mi pareja. Hoy, seis años después, puedo decir que fue la mejor decisión que he tomado en mi vida. Una de las más difíciles, sin duda, pero la mejor.

Noté cómo el amor y la confianza de mi esposo hacia mí aumentaron de manera significativa. Ahora comparto con él el 100% de su personalidad, sin que exista la necesidad de que él busque apoyo y soporte en alguien externo a la relación. Sus amigas siguen en contacto con él, pues no es mi estilo prohibirle ni restringirle que se relacione con otras personas, pero ahora su confidente soy yo, su aliada soy yo, su compañera soy yo, tal como juré ante Dios el día que nos casamos.

De nuevo y para que no haya lugar a confusiones, no trato de decir que se conviertan en personas posesivas, tóxicas y celosas con sus parejas, ni que acepten su travestismo con tal de que no les permitan hablar ni tener amistad con otras mujeres. No, ese no es el punto de lo que trato de expresar.

Lo que quiero transmitir es que sean ustedes el soporte, el apoyo, el refugio y el lugar seguro de sus esposos. Que sean ustedes la primera persona que viene a su mente cuando se emocionan por algo y no aguantan las ganas de compartirlo con alguien.

Espero que este texto que me atrevo a compartir logre resonar con alguien y ayude a que logren aceptar y comprender a sus parejas travestis. Mi esposo (esposa) y yo agradecemos mucho la labor de concientización que realizas desde todas tus redes sociales.

Atentamente:

Mariana.